Imagen por Víctor de la Fuente (CC Some Rights Reserved)Peli de aventurillas que nos sitúa en los tiempos del Imperio Maya, poco antes de que los Europeos pisarán esas tierras tan lejanas entonces. Los protagonistas viven pacíficamente en el interior de la selva, pero su aldea es literalmente arrasada por un grupo de soldados que matan a la mayoría y se llevan a unos cuantos para sacrificarlos en la ciudad ante la presencia del rey y los sacerdotes. Ante el declive de una civilización, la salvación sólo puede encontrarse en los fanáticos religiosos de ideas descabelladas.
Dirigida por Mel Gibson, del que ya no me espero nada ni como director (LA PASIÓN DE CRISTO, BRAVEHEART) ni como actor (me quedo con MAD MAX), se trata de una historia para entretener y poco más. Yo me esperaba que fuera algo más documental (por eso de que estaba rodada en maya, entre otras cosas), alguien se pudo esperar algo más épico, pero es una simple carrera por la selva, entretenida, pero poco profunda y nada original. Ante todo destacar a los actores, unos completos desconocidos, que están muy bien elegidos y caracterizados. De entre ellos mencionar al protagonista, interpretado por un atractivo Rudy Youngblood, el joven que se enfrenta a todo tipo de obstáculos para volver junto a su familia; Raoul Trujillo (EL NUEVO MUNDO) como su implacable perseguidor, uno de esos malos con gran personalidad; o Gerardo Taracena como ese malo malísimo que por no tener, no tiene ni principios.
Una lástima la fotografía de la película. En lugar de darle a la selva un tono verde intenso (a lo PERDIDOS) nos encontramos con un verde paliducho que resta muchos puntos a las imágenes que nos muestran. Las ciudad maya tampoco impresiona demasiado. Y detalles como un eclipse solar que va y viene a la velocidad que al director le conviene, tampoco ayudan a mejorar la imagen de la película de Gibson, que no escatima en escenas violentas o desagradables.
En fin, no sé qué quiso hacer este hombre, pero se queda en eso: una peli de aventuras para la media tarde. A mí me entretuvo, eso sí.
Dirigida por Mel Gibson, del que ya no me espero nada ni como director (LA PASIÓN DE CRISTO, BRAVEHEART) ni como actor (me quedo con MAD MAX), se trata de una historia para entretener y poco más. Yo me esperaba que fuera algo más documental (por eso de que estaba rodada en maya, entre otras cosas), alguien se pudo esperar algo más épico, pero es una simple carrera por la selva, entretenida, pero poco profunda y nada original. Ante todo destacar a los actores, unos completos desconocidos, que están muy bien elegidos y caracterizados. De entre ellos mencionar al protagonista, interpretado por un atractivo Rudy Youngblood, el joven que se enfrenta a todo tipo de obstáculos para volver junto a su familia; Raoul Trujillo (EL NUEVO MUNDO) como su implacable perseguidor, uno de esos malos con gran personalidad; o Gerardo Taracena como ese malo malísimo que por no tener, no tiene ni principios.
Una lástima la fotografía de la película. En lugar de darle a la selva un tono verde intenso (a lo PERDIDOS) nos encontramos con un verde paliducho que resta muchos puntos a las imágenes que nos muestran. Las ciudad maya tampoco impresiona demasiado. Y detalles como un eclipse solar que va y viene a la velocidad que al director le conviene, tampoco ayudan a mejorar la imagen de la película de Gibson, que no escatima en escenas violentas o desagradables.
En fin, no sé qué quiso hacer este hombre, pero se queda en eso: una peli de aventuras para la media tarde. A mí me entretuvo, eso sí.
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