KING KONG

Peter Jackson nos está acostumbrando a traernos cada año la película de las Navidades. Primero con las tres entregas de El Señor de los Anillos, ahora con King Kong.
A priori he de confesar que la historia de King Kong, que muchos conocemos de memoria, nunca me ha atraído especialmente. Es como la de Peter Pan, les tengo manía y punto. Sin embargo, la verdad que el director se las ha ingeniado para hacer que esta versión de la historia merezca todo mi respeto. Después de esta versión ya no necesito que hagan más...
Como ya muchos sabemos aquí se trata de un grupo de norteamericanos que se van a una isla recóndita y se encuentran con una bestia que se traen al mundo civilizado para convertirla en atracción de circo. Sólo que les sale el tiro por la culata: el enorme gorila escapa y se pasea por las calles de Nueva York aterrorizando a los transeúntes.
La versión de Peter Jackson la dividiría en tres partes. En la primera de ellas ni siquiera aparece el simio que da título a la película. Se limita a acercarnos a sus protagonistas a través de sus historias: el director empeñado en hacer una peli cueste lo que cueste (Jack Black), la actriz solitaria con mala suerte pero mucho talento (Naomi Watts), el guionista que escribe por amor al arte (Adrien Brody), el capitán de barco y los tripulantes... La segunda parte en la isla de King Kong nos encontramos con la peli de aventuras por excelencia: con persecuciones increíbles llenas de humor, algo de sangre, misterio... Finalmente la tercera parte, que quizás sea la que menos me guste, en la ciudad, que se ve que al director tampoco le interesaba mucho porque es la más corta. Y lo malo, claro, es que ya sabíamos de antemano como acababa la película.
En todo caso, os recomiendo a todos que vayais a verla porque es una pasada...