Bruce Willis es en esta ocasión un decrépito poli de Nueva York: alcohólico, cojo, viejo, solitario... En su departamento le pasan los casos que nadie quiere, porque nadie confía en él. Le encasquetan a un chico que tiene que declarar en un juicio, un aparente don nadie, con largo historial de pequeños delitos. Pero su testimonio resulta que puede llevar a la carcel a varios polis, que no están dispuestos a dejar que declare ante el jurado. Las 16 calles que separan la comisaría del juzgado se convierten en una trampa mortal, en una carrera a contrarreloj, que enfrenta al protagonista a sus compañeros de cuerpo, que tratan de acabar tanto con el testigo como con él mismo.
Aunque el argumento no sea muy original (me viene a la mente ASALTO AL DISTRITO 13, por ejemplo), los diálogos, el ritmo de la historia y sus personajes consiguen que nos enganche y convierten a esta historia en un buen producto de entretenimiento.
En lo que a los actores se refiere, tenemos al ya mencionado Bruce Willis en el papel de héroe amargado; a Mos Def como testigo indeseable de mente relajada (a lo Rocky), ingenuo, feliz; a David Morse como poli corrupto, perseguidor incansable de los dos anteriores... En general, todos bien.
La peli está dirigida por Richard Donner, responsable también de la saga de ARMA LETAL, SUPERMAN, LOS GOONIES... Con larga carrera, como puede comprobarse. Mucha peli comercial, eso sí.
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