En Leganés, junto a mi fábrica, hay un túnel subterráneo que permite a los peatones sortear las vías de tren y a los graffiteros exponer sus obras, algunas de las cuales son notables. He llegado a la conclusión de que en lo que a los graffitis se refiere, hay muros para exponer obras y otros para hacer prácticas. Y con esto último me refiero a los desgraciados que tratan de expresarse sin ningún estilo en los muros de mi edificio. Porque ni siquiera hacen el más mínimo esfuerzo por hacer un dibujo, son simples palabras poco vistosas que más que adornar desadornan. Yo no creo que estos principiantes tengan mucho futuro, les mandaría a Leganés, a ver si ahí hay más suerte y aprenden algo.
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