Imagen por Mondayneflicker (CC Some Rights Reserved)Tercera de las entregas de la trilogía centrada en las andanzas de un espía llamado Jason Bourne, cuyo principal objetivo es descubrir su propia identidad tras perder la memoria. Primero fue EL CASO BOURNE (2002), película en la que nos presentaron a este personaje, después LA SUPREMACÍA DE BOURNE (2004), y finalmente Paul Greengrass nos trae EL ULTIMÁTUM DE BOURNE, en el que se hace algo de luz sobre el pasado del atormentado protagonista.
Mucha acción desde el principio hasta el fin, apenas dejan respirar al prota, al que no le dejan ni tiempo para pronunciar alguna frase entre carrera y carrera. Como de costumbre en películas de este tipo, exteriores en lugares de lo más variopintos, gran tensión y complejas tramas de espionaje: situaciones límites de las que el protagonista sale airoso milagrosamente. La única pega es que en que muchas de las escenas de acción, uno termina perdiéndose por la forma en que están rodadas: las imágenes van tan deprisa que acabas por no distinguir lo que ocurre, lo que me parece una pena.
Jason Bourne está interpretado por Matt Damon, que se ha hecho totalmente con el personaje; a su lado Julia Stiles, que no es una mujer florero a lo James Bond, pero que tampoco pinta gran cosa en la historia; no se puede decir lo mismo de Joan Allen, que sabe plantarle cara a David Strahairn, que vendría a ser el malo de la historia, tratando de hundir al protagonista por motivos bastante oscuros... y la lista sigue con actores secundarios de la talla de Scott Glenn, Albert Finney, etc.
Una película entretenida y bien hecha, aunque me temo que no tardaré mucho en confundirla con las dos primeras y olvidarla.
Mucha acción desde el principio hasta el fin, apenas dejan respirar al prota, al que no le dejan ni tiempo para pronunciar alguna frase entre carrera y carrera. Como de costumbre en películas de este tipo, exteriores en lugares de lo más variopintos, gran tensión y complejas tramas de espionaje: situaciones límites de las que el protagonista sale airoso milagrosamente. La única pega es que en que muchas de las escenas de acción, uno termina perdiéndose por la forma en que están rodadas: las imágenes van tan deprisa que acabas por no distinguir lo que ocurre, lo que me parece una pena.
Jason Bourne está interpretado por Matt Damon, que se ha hecho totalmente con el personaje; a su lado Julia Stiles, que no es una mujer florero a lo James Bond, pero que tampoco pinta gran cosa en la historia; no se puede decir lo mismo de Joan Allen, que sabe plantarle cara a David Strahairn, que vendría a ser el malo de la historia, tratando de hundir al protagonista por motivos bastante oscuros... y la lista sigue con actores secundarios de la talla de Scott Glenn, Albert Finney, etc.
Una película entretenida y bien hecha, aunque me temo que no tardaré mucho en confundirla con las dos primeras y olvidarla.
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